Por @CiegoVisible, sígueme en Twitter
Cuando una persona ciega se dirige sola a cualquier lugar para realizar cualquier gestión, surgen situaciones grotescas siempre por el desconocimiento que existe de cómo tratarnos adecuadamente. En la siguiente anécdota entenderás todo. Me disponía a efectuar una prueba médica y llegué al sitio adecuado dentro del hospital. Allí surgió el primer problema: había que coger un numerito como en los supermercados y te llamarían después… En esta situación ya surgen dos problemas: el primero es que donde estará la máquina dispensadora del numerito y la segunda como no, la otra máquina que anuncia el siguiente a entrar, sólo emitía un sonido grave a modo de bocina para que pasara el siguiente. ¡¡Viva la accesibilidad!!
No tuve más remedio que decirle a una chica al lado mío, si me podía avisar en mi turno y gentilmente así lo hizo. Al rato, sonó la bocina anunciando mi numerito y me dirigí con mi perro guía a la puerta y al ver la enfermera al perro intentó cogerme con Herco en medio de los dos, cuestión que era un poco complicada.
Ya dentro, y ante el inesperado irrumpir más que de mí de un perro guía ahí, se arremolinaron cuatro enfermeras a ver al perrito y ante mi pregunta: «¿Para dónde tengo que ir?» Las respuestas eran todas atropelladas y en la misma línea:
– Acá, aquí, allá, etc.
Tuve que poner orden ante ese caos y ya les increpé:
– ¿Entonces…? A mi izquierda o a mi derecha, indicando además con la mano cada dirección.
Os parecerá quizás demasiado exagerado como lo cuento pero realmente pasó así de verdad y aunque pueda resultar jactancioso, todo lo relatado es por el desconocimiento, desgraciadamente, y además estas situaciones suelen acontecer muy pero que muy a menudo.
Para los que me leéis, ya lo sabéis… las indicaciones espaciales tienen que dirigirme a algún lugar pues expresiones como las citadas (aquí, allá, acá, etc.) no me sirven y en cambio son más orientativas algunas como: “ven a mi voz” o «a tu espalda», y aunque lo ideal es izquierda y derecha, como a una serie de personas les cuesta bastante, te puedes servir de algo que esté a mi lado y que yo conozca para dirigirme hacia allí.
Pues ya lo sabéis, esta es la manera correcta y siempre va muy bien pensar un poco, ponerse en el lugar del otro y aplicar el sentido común, que seguro, lo utilizamos menos de cómo deberíamos.