Por @CiegoVisible, sígueme en Twitter
Que si son 84, que si está muy gordo, que si chochea, que si se le notan los achaques… el pasado 24 de septiembre mi perro guía jubilado hace ya año y medio cumplía 12 años que para un perro de estas características, grande y de trabajo, ya es un logro pues supone llegar a una edad avanzada con una calidad de vida razonable. Por todo esto, vuelvo a felicitar desde esta ventana de “invidente pero visible” a mi fiel Lillo, que cada día aprendo más de él y del que me siento muy orgulloso.
Relatemos primeramente en qué situación se encuentra. Físicamente las patas traseras no tienen ya tanta fuerza y en ocasiones se le vienen abajo como por ejemplo al bajar escaleras y hay que ayudarle. En el cepillado diario que le realizo, cuando le presiono con el cepillo en esa parte de su cuerpo se vence hacia abajo y a mí, me entra un vacío al comprobar que la fortaleza que tenía se va remitiendo por el paso del tiempo… es un instante muy delicado sin duda.
A su vez, en las patas delanteras tiene artrosis reglamentaria y con una medicación específica va aguantando de maravilla y es que esta malformación del cartílago es muy habitual en estos años avanzados pero eso ´sí, el peso influye mucho en el deterioro de esta parte del cuerpo con lo que no se les debe de dejar que pierdan la línea.
Y como no, también acusa un principio de cataratas en los ojos que con un colirio igualmente se le retienen un poco para que no avancen mucho. Otro desgaste típico de los labradores y parece mentira que un can lazarillo de una persona ciega, con la edad pueda ser él quien se quede sin ver y en ese caso yo sería su humano guía… ¡¡qué paradoja!!
Aparte de su situación corporal, es sorprendente con su edad avanzada todavía su poder de adaptación a todo tipo de situaciones y su comportamiento preciso en situaciones sociales pues eso sí, si fue bueno de joven, de mayor es insuperable. Por eso, os invito a quienes les atraiga este mundo de perros guía jubilados, que contacte con la Fundación ONCE del perro guía, pues allí llegan los que no han podido por diferentes causas quedárselos los usuarios ciegos y existe un programa para que familias les puedan adoptar en esta última fase de su vida con un perro señor o perrita señora de su casa.
Pero no quería terminar estas líneas sin señalar como se me eriza el pelo cuando llamo a mi nuevo perro guía Herco para ir a la calle con el arnés en la mano para colocárselo en la cabeza y el que aparece lentamente, con sigilo pero con su caballerosidad y majestuosidad introduciendo la cabeza para ir al trabajo es mi Señor Lillo que no olvida su profesionalidad y entrega a mí. ¡¡Es impresionante!!
Me dicen muchos amigos si no me da pena comprobar ese deterioro y yo les contesto que al contrario pues, todo lo que hemos compartido queda dentro de mí y seguro que también de él. Caminar junto a su paso parsimonioso y acompañarle hasta en el último suspiro será duro, pero como es la vida de una persona mayor, que aunque chochea y no puede, le quieres tanto que estás con él en su sufrimiento. Cuando no pueda, yo le serviré de apoyo, le daré de comer si no pudiera, en definitiva, haré lo que esté en mi mano para que tenga los mejores días posibles en su vejez.
Gracias Lillo una vez más por haberme ayudado tanto en tu función de guía por la que fuiste formado y emparejado conmigo pero además sin duda, por hacer que sea mejor persona al verte a ti pues contigo he aprendido muchas cosas: dar todo por lealtad y amor.